lunes, 9 de marzo de 2015

Que ya es primavera...

La gente local asegura que el invierno ha terminado. Ha de ser, porque ya hay insectos revoloteando por ahí, pero para mí sigue siendo invierno. Y hoy heló otra vez en la mañana, que ni digan. Como dice el dicho "una golondrina no hace el verano". Y es que ayer dijeron unos vecinos que habían visto a no sé qué pajarraco (bueno, pajarito) revoloteando por ahí y eso significaba que ya es primavera. Por cierto, voy a meter la ropa, porque han de saber que yo sin tendedero afuera no estoy a gusto. Y ya que salió el sol -ya se nubló-, lo aproveché.
    Sí, ayer fue un día bonito y no tan frío (para mí), para algunos locales incluso fue cálido y hasta andaban en playera. Que les aproveche. Yo salí con mi abrigo, mis calzones largos, mi pantalón de lana, camiseta, playera de manga larga y un como suéter, mi gorro y guantes (aunque admito que después me los quité).
Aquí, los esposos

Nos vemos rucos, pero nos sentimos chamacos :-)

Se me había olvidado que también me puse una pañoleta en el cuello.
Así que qué calor... A otro perro con ese hueso.

Pero sí fue una bonita tarde de sol para dar un paseo.

Unos cisnes dándose un beso :)

Los cisnes, buscando su comida con las colas arriba.

Tarde bonita, pero primavera... ¡por favor! :-)
Eso fue ayer. En la nochecita tuvimos a nuestros primeros invitados: los vecinos de al lado -ella, Tone (que se dice Tune) y él, Espen (que se dice igual), en apellidos no entremos-, con su hijo Kristofer -a saber si así se escribe, y al que por cierto en algún momento llamé Christian y no le gustó nadita- y un amigo de éste -Eirik, o sea, Erik, (como de 9 años los dos). Hice unas pizzas y me quedaron ricas; es cierto que Erik extendió la masa, para qué es más que la verdad, pero el sazón fue mío. Él compró el vino y se encargó de recoger y poner orden en la casa para recibir a las visitas y todo salió bien. Algún día hablaremos en noruego.
     Y en ese sentido, hoy nos pondremos con orden a estudiar. Haré ejercicios cada día para que en la tarde nos pongamos a estudiar y practicar, porque eso de no entender nada, lo que se llama nada, pero nada de nada, absolutamente nada cuando alguien te habla es una locura. Ya hice un cuestionario para "explorar nuestras necesidades" y entonces ir por orden en esos temas y no como los presenten los libros. Tenemos varios y lo que haré será juntar explicaciones y ejercicios de todos, una vez que hayamos elegido el orden en el que abordaremos los diversos temas. Ya nada más nos falta un "nativillo de indias" para que nos oiga a ver si decimos coherencias o no (¿el Doctor Chunga o Yu-li no tendrán alguno?). Será interesante. Ya les contaré nuestros avances. Porque de que lo serán lo serán. De lo contrario me espera un desquiciamiento de pronóstico reservado y ¡nanay!
    Hasta otro día. Ah, el sábado fuimos a Skien, una ciudad mucho muy bonita, pero no tomé fotos. Fue un día de consumismo. Busquen en la red, verán que es muy hermosa. Y en otra ocasión tomaré yo fotos. Por cierto, los vecinos nos estuvieron haciendo sugerencias para paseos cercanos, así que ya tendré más que mostrarles aparte de los bosques noruegos (a lo mejor son más bosques noruegos... No había pensado en eso). Sí, ya me iba. Ya me voy. ¡Abur!

4 comentarios:

  1. Ahora fui yo la que se salió sin darle "publicar". Qué emoción! Los primeros invitados en casa. ¿Tu esposo hacía de traductor todo el tiempo? ¿Ellos tampoco sabían decir nada en español? ¿Qué opinaban de México? ¿Tienen la imagen de que vivimos esquivando balas y así? Disfruta el periodo de no entender nada. Decía Roland Barthes en El Imperio de los Signos que es como una bendición (si puedes, lee el ensayo, está en Scribd) : "la masa susurrante de una lengua desconocida constituye una protección deliciosa, envuelve al extranjero (por poco que el país no le sea hostil) con una película sonora que detiene en sus oídos todas las alienaciones de la lengua materna; el origen regional y social de quien la habla, su grado de cultura, de inteligencia, de gusto, la imagen mediante la que él se constituye como persona y pide reconocimiento, por eso ¡qué descanso en el extranjero! Allí estoy protegido contra la estupidez, la mundanidad, la nacionalidad y la normalidad. La lengua desconocida, de la que no obstante aprendo la respiración, la corriente aérea emotiva, en una palabra, la pura significatividad, conforma en torno mío, a medida que me desplazo, un ligero vértigo, me arrastra en su vacío artificial, que sólo se cumple para mí: me mantengo en el intersticio, desembarazado de todo sentido pleno". Te dejo el link. Abrazos. Más fotos, más fotos!!!

    http://es.scribd.com/doc/102296908/Roland-Barthes-El-imperio-de-los-Signos#scribd

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    1. Bueno, ahí te contesté. Aunque me salí del cuadrito, creo. Ahí le amos cogiendo el modo.

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    2. No, todos hablábamos en inglés. Y sí tienen esa imagen, pero ahí estoy yo para decir que sí, pero no. Estuvo interesante, hablamos de comida (de los tamales), de que no encontramos manteca (smult) porque queríamos hacer algo. Varias personas nos han dicho: "¡Claro que hay!" Pero hasta el momento, nada. Los jóvenes que trabajan en los supermercados no conocen ni siquiera la palabra. Es un ingrediente de otra época. De eso fue la plática un buen rato. Y no, nada de español. Ah, sí, dijeron "gracias". El niño de visita muy formal hablaba un poquito de inglés y agradeció la cena. El vecino, más silencioso, tal vez porque estaban los papás.
      Y eso que dice (dijo) Barthes... no sé. El sábado fue desesperante no entender absolutamente nada de lo que decían los dependientes de las tiendas (eran muy amables y hablaban y hablaban y nosotros como imbéciles, y eso han de haber pensado). Claro, mientras no tienes necesidad de hablar, está bien. Pero como a mí sí me gusta, sí me siento en una burbuja. Así es esto. Pero le echaré un ojo al artículo. ¡Gracias!

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