Las batallas
Qué sería de las amas de casa sin esos triunfos sobre tareas
cotidianas que con frecuencia nadie reconoce, hasta que ella lo menciona: los
vidrios de las ventanas limpios, las manchas que no cedían con nada, y ella
logró quitarlas; esa cazuela que parecía haber quedado inservible, de nuevo
reluciente; la ropa que estaba para convertirse en trapo de limpiar, con una
nueva vida; los pisos sin pelusas y sin manchas; los baños limpios; las sábanas
cambiadas cuando se requiere; el guiso delicioso hecho con lo poco que había en
el refrigerador o con lo que el exiguo presupuesto permitió comprar; la
transformación de las sobras en un nuevo platillo; el postre rápido y sencillo,
pero exquisito; la ropa siempre lista y no sé cuántas tareas más que
seguramente cada una tendrá en mente. Pues para todas ellas clamo por el
reconocimiento universal aquí y en China por lo hecho y no por lo que falta,
eso sí que lo notan. Lo pido simplemente por salud mental y emocional, porque
sin reconocimiento ni notoriedad en esas tareas en apariencia irrelevantes
viene la frustración y con ella la amargura de la mano del enojo y del
semblante sombrío, el ceño fruncido, las comisuras caídas, la mirada iracunda y
nadie sabe por qué y se pregunta qué le pasa a esa mujer que no hace nada más
que dedicarse al hogar. ¡Poca cosa, claro! Encima las quieren sonrientes y
sensuales, versadas en actos cuasi circenses en la cama, pero con recato,
porque ¿dónde habrá aprendido eso?
¿Por qué estás enojada? Tu vida es tan simple,
no sabes lo que es trabajar. Ya quisiera estar como tú nada más en la casa y de
brazos cruzados. Y entonces una rabia inmensa y efervescente va subiendo por
dentro, pero –es una lástima- con frecuencia es atajada cuando está a punto de
explotar. Debería dejarse salir para explicar por qué.
Milagros es lo que
cada día tienen que hacer. Milagros, porque hay quienes además tienen un
trabajo con remuneración, porque el otro, según muchos piensan, no aporta nada
a la familia o al hogar y además es su obligación. ¿Pueden nombrar más de esas
tareas llevadas a cabo en la sombra, pero sin las cuales una casa (no hogar, o
bueno, también) no funciona? A lo mejor yo estoy mal de la cabeza. A ver, tiren
la primera piedra.
Y aquí su taco de ojo:
Era verano |