lunes, 2 de marzo de 2015

Perros y gatos

Los perros, como ya comenté, tienen pocos derechos -en mi opinión, por supuesto, y viniendo de un país en el que son muy libres-. No pueden andar libremente, sino que es obligatorio que estén atados, ya sea que estén afuera solos o de paseo con sus amos. No pueden andar husmeando por ahí como es su naturaleza, ni pueden correr detrás de nada, salvo si su amo, en sus paseos, se lo permite y si el largo de la correa da para algo semejante; en consecuencia, tampoco pueden jugar a que les avienten un objeto (pelota, palo, muñeco de trapo) y lo lleven de regreso. No me gustaría ver a mi Fierecita en esas condiciones, así que si por un momento pensé en traerla, ver a los perros del vecindario me ha desanimado. Si de por sí en la casa había visto reducidos sus paseos sólo a las primeras horas de la mañana, aquí no podría ni eso. A lo mejor sólo sea una ley local, porque el año pasado en Oslo, al menos en los parques, sí vi a los perros sueltos y muy felices, corre y corre hasta cansarse.
     Al lado de la casa (derecho según se llega de la calle) los vecinos tienen un perro mediano. Se llama Snoopy. Desconozco su tipo, porque de perros sólo sé que mi Fiera es una de ellos, pero puedo decir que tiene pelo medio largo, orejas largas y es blanco con manchas café. Tiene su casa y sí, a veces -como el Snoopy verdadero (ah, caray)- está sobre ella.Enseguida se las muestro. 



Como en la mañana el papá y la mamá se van a trabajar y el hijo a la escuela, Snoopy se queda solo en su jaula -de buen tamaño, pero al fin jaula- y a eso de las 12, por alguna razón que desconozco, Snoopy sale de su casa, se para encima de ella y empieza a aullar con tanta tristeza (supongo que lo es) que conmueve. A veces el clima es inclemente y a veces sumamente impío, en ambos casos, Snoopy se queda en su jaula y a mediodía se sube a su casa y aúlla. A lo mejor escucha alguna sirena a lo lejos (de fábrica o de una patrulla o ambulancia, no de una criatura del lago) y por eso lo hace. Lo digo porque mi Fiera cuando pasa uno de esos vehículos cerca, aúlla como si algo tristísimo le hubiera pasado. Hoy me fijaré si ése es el caso, es decir, si el aullido coincide con algún sonido lejano. Digo, por aquello de la puntualidad... a ver si yo lo percibo.
     Cuando los amos llegan, Snoopy puede salir de su jaula y tiene dos opciones: si el tiempo es terrible entra a la casa y ahí andará a sus anchas, o lo que le permitan sus amos (todavía no he entrado); si no está tan mal el tiempo, Snoopy se queda afuera con una larga correa, pero atado al fin.
     Los vecinos del lado izquierdo tiene un perro labrador, creo que sí es, de color claro. Se llama Rocky, pero de él no hay imagen. En mi opinión es un nombre inadecuado, porque es un perrazo, pero cada quién sabrá; yo le hubiera puesto Roco, en todo caso, o Manazas, Patotas, Diablo, Narizotas, Lenguas, Rollo o algo así. Fiera no, porque sólo hay una, pero a lo mejor Feroz, sí. Bueno, a lo mejor los nombres también estén limitados y los perros deban llamarse como estos dos o Estrellita, Bienamado, Colita blanca, Patitas, Orejitas (en noruego, claro). No sé, porque han de saber que las clases de noruego no existen para mí y deberé estudiar yo sola, de manera que a ver qué puedo aprender. El radio será la clase de comprensión auditiva; y la expresión oral la dejaré para mis salidas a la población. Ya sé decir Hola que ya es algo, cómo me llamo (bueno, eso ya lo sabía, lo aprendí... no sé, que me lo diga alguien que lo sepa), que hablo español y que vengo de México... También sé decir gracias. De entender, sólo entiendo el saludo y la despedida. No más.
     No nos desviemos del asunto, no me distraigan, por favor. Decía, pues, que los perros tienen una vida de reos. Los gatos, en cambio, son libres, absolutamente. Y yo me pregunto: ¿por qué esa desigualdad de derechos?  ¿Por qué no hay equidad de especies domésticas? Sin ser yo amante de los perros (salvo la Fiera, la Moka y la Mika) me opongo a esa vida limitada. Mi Tin y mi Tan sí sobrevivirían aquí, pero dudo que la casa, al ser toda de madera resistiera su embate sin resultar dañada, ya los puedo imaginar rasqueteando todas las puertas y paredes por dentro y por fuera, barandales, piso y postes, además de las mesas, claro, como ya acostumbran. Pero los perros... Tienen una vida de perros. Qué se le va a hacer si son perros. No se le pueden pedir peras al olmo.
     De Rocky no hay foto y no sé si también tenga casa afuera. No hay ventana hacia ese lado y no puedo espiar... ¡Observar!
   

5 comentarios:

  1. Paty, podrías sacar provecho de la situación. Me imagino una escuela para perros :D igual y todas las mañana dos horas, como kinder. Y puedes darles una hora y media de recreo.

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  2. Mmm, pero no tengo valla suficiente para que no se salgan. Si tuviera un lugar como el de César Millán, lo haría. :) Gracias.

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  3. Hey, ¡¿a dónde se fue mi comentario?! En fin :( Te decía que siguieras contándonos cosas. Me encantan tus relatos. ¡Abrazos!

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  4. Eso es muy cruel y con un clima así. Que triste
    😢

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