viernes, 17 de abril de 2015

Ya volví

...Una vez más, estoy de regreso. Creo haber superado los males que me aquejaban entre virus, alergia y destanteo de mi cuerpo que ha de haber dicho: pos qué traes, a dónde me trajiste, ingrata. Sí así fue, segurito. Pero ya estoy de vuelta, otra vez, como el ave Fénix.
    Y claro, hay novedades. La primera es que ya ahora sí, la primavera está aquí, aunque es una primavera que no conocía, muuuy fría, y que desde adentro es muy bonita, pero ya afuera un poco menos, por aquello de la temperatura. Pero aquí estoy. ¡Y ya salí! Aquí, unos pajarillos primaverales.



     Tengo una bici. Ésa es otra noticia, aquí la van a ver:

Se va a llamar La voladora.

Voltee para acá, no sea ranchera.
Le voy a pintar su nombre y una palomita ;-)


     El lunes salí a probarla. Hacía mucho frío, pero igual salí. Me abrigué muchísimo, como cebolla y después de décadas de no subirme a una bicicleta real, no de las de hacer ejercicio, volví a los pedales. Fue genial. Claro, el frío, terrible y más que hacía viento, helado, pero ya no me arredré y seguí. Fui a dar la vuelta por el circuito que hago caminando, pero cuando llegué a una subida, no muy empinada, pero sí algo larga, hasta ahí llegué. Hice tres intentos y nada, así que decidí volver por donde me había ido. Cuando estaba en uno de mis intentos un señor se paró y quién sabe qué tanto me decía. Yo le dije: Jeg snakker ikke norsk, y entonces me dijo que qué hablaba, le dije que engelsk og spansk; el díjo que con el inglés se defendía, pero que de español sabía sólo un poquito. Y entonces ya me dejó y se fue. Yo hice mi último intento y como no pude, ahí voy de regreso. Ya para llegar hay una cuesta que ni siquiera intenté subir, me bajé de la bici y la subimos caminando ella y yo, de la mano para que no se fuera a caer. A la mitad hay un llanito y ahí, tras varios intentos, volví a darle, pero un pedacito, porque enseguida hay otra subida y para qué lo intentaba. Está casi por donde están los buzones del correo. Abrí el nuestro y no encontré nada. Yo esperaba una carta que me escribí en enero, cuando fui a Playa. Bueno, una para Erik y una para mí, pero la verdad es que ya perdí la esperanza. No serán las primeras cartas que se me pierden. Lástima.
     El martes fuimos a la oficina de inmigración. Como en todos lados, la burocracia hace de las suyas, tratando con displicencia al público. Para empezar, las muy babas salieron conque no tenía yo cita ese día; insistimos Erik y yo en que sí y después se dieron cuenta de que a la mujer que nos atendía le habían dado la lista del día anterior, o de otro día (yo creo que era nueva o estaba supliendo a alguien). Yo eso lo inferí, porque después se rieron, se fue y ya regresó con otras hojas, las primeras estaban amarillas porque las habían marcado y las nuevas estaban sin color; por eso deduje que se habían equivocado. Pero eso no le quitó la ceja levantada cuando me hablaba. 
          El resultado fue que tengo que esperar 6 meses para que envíen la respuesta a nuestra solicitud de reunificación familiar, que llegará por correo. Así que... nada. A seguir aprendiendo a vivir aquí y a construir una vida nueva. Ese día nevó nuevamente, aunque muy leve. Creo que ya también me abrigo mejor. También fuimos de compras el viernes y como toda la ropa invernal estaba de oferta, me ajuareé (el corrector dice que ajuaré, pero yo digo que no) y entonces ya tengo ropa de más abrigo, así que aprendo a vivir aquí. Punto importante: la ropa.
     



De ahí fuimos a una oficina cercana para que Erik cambiara su estatus y ahí, en cambio, la señora que nos atendió fue sumamente amable. Así da gusto hacer trámites. Dijo que hasta que tenga una respuesta, yo no puedo tener ningún documento de por estas tierras. Así que a esperar y habrá que volver allí. Ojalá me vuelva a atender ella. Aunque la verdad es que me da igual.

Claro, estaba nublado, un friazo, pero nos paramos un momento, ya de regreso, para tomar las fotos de arribita.
     
Y también, el sábado, compramos plantas. He estado haciéndole a la jardineada. Dizque. A ver qué sale de lo que planté. Compramos unos camotes de dalia y ya los sembré adentro antes de sacarlos a la intemperie hostil. Según que en mayo ya está tibio. A ver a qué le llaman tibio. Ya no me fío. Aquí las plantas:




Son las futuras dalias. Deséenme suerte.

Los narcisos de Erik

Contra todo pronóstico, ¡salieron!

Una campánula que, dicen, cubren bien los muros. Ya se verá
Y que resisten el frío.

Yo, ataviada para jardinear. ¡Bien forrada!
Eso fue ayer. Hoy salí de nuevo en bicicleta, ya me sentí más segura. Ya la voy dominando. La subidita, ésa que se me resiste, todavía no la pude acabar. Pero subí un poquito más. Seguiré hasta que pueda treparla sin problemas. Heme aquí después del ejercicio.

Bien chapeada

         Y por último, cuando pasé de regreso por los buzones me topé con una sorpresa. Ya sin ánimo de encontrar mis cartas tan esperadas, vi en el fondo un sobre aéreo, oficio y me dije: ¡viene de México! Y así fue. Una carta de Luz, que me dio una gran luz. Gracias.


     ¡No se pierdan a Paloma!

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